Luis Miguel saldó una deuda con su propia trayectoria
Escrito por PlayFM el 8 de marzo de 2024
El artista mexicano, dueño de una de las voces más prodigiosas de la música latina, se presentó en el primero de sus tres conciertos en el Campo Argentino de Polo en un show redondo donde recorrió y celebró su inmensa carrera.
Luis Miguel lo merecía, y su público también. Ese que paciente sacó las entradas hace meses desembolsando una gran cantidad de dinero y que asistió estoico a los altibajos del artista debía tener su recompensa.
Este regreso del astro mexicano, tal como lo demostró en la serie de conciertos el año pasado en el Movistar Arena, lo encuentra distinto. Y también encuentra distinta a su extraordinaria banda que lo acompaña.
En el primero de los tres shows pautados en el Campo Argentino de Polo este miércoles -repite viernes y sábado y hay nuevas entradas a la venta- a Luismi se lo vio feliz.
Eran las 9.20 en punto cuando se apagaron las luces del estadio y la banda se acomodó en el escenario de triple tarima y se encendieron los gritos. La platea y el campo completo estaban listos con celular en mano para registrar el momento en qué él saliera a escena.
Y sucedió. Cómo lo viene haciendo en esta gira celebratoria, Luis Miguel, emergió de una plataforma en el centro al fondo del escenario para bajar sonriente y de impecable traje negro por las escalinatas hacia el borde de la escena.
Minutos antes, las pantallas ya habían anticipado el recorrido retro que Luismi haría por su trayectoria con imágenes que lo mostraban en las distintas etapas de su vida, desde la aparición del pequeño rubio “rey sol”.
Así, sonaron los primeros acordes del clásico “No culpes a la noche”. Con una simpatía desbordante -lejos de sus peores noches donde era capaz de sacarse los in ears y echar a sonidistas en vivo- Luis Miguel bailó, tiró pasitos, meneó y todo lo demás. Le siguieron “Amor, amor, amor” y “Suave”, lo que dejaría al público con las expectativas muy arriba esperando lo que se vendría.
A lo largo de una hora y cuarenta de concierto, Luis Miguel hizo gala de su voz, de sus matices y de sus fraseos. No dejó a nadie con dudas de si canta o no canta, si es vivo es playback. Luis Miguel canta, y cómo canta.
Tras el impactante comienzo siguieron “Culpable o no”, “Te necesito” y “Hasta que me olvides” y la catarata de hits recién empezaba.
Cómo lo viene haciendo a lo largo de la gira, el show está estructurado en segmentos. La sesión de cuerdas acompañó los infalibles boleros: “Solamente una vez”, “Somos novios”, entre otros.
Le siguió el set de duetos con pantallas donde se veía a Michael Jackson, “Sonríe” y a Frank Sinatra, “Come fly with me”.
Y vendría, luego, otro set que podría llamarse, con poco rigor, el del “pretendiente desesperado” donde arrancó con “Fría como el viento”, lloró “Tengo todo excepto a ti” y como súplica final remató con “Entrégate.
La mexicanidad estuvo presente con un tradicional set de Mariachis: “La fiesta del mariachi”, “La bikina” y “La media vuelta” fueron las interpretaciones, momento que encontró al cantante con un cambio de vestuario hacia el total black
El final llegaría con otra tanta de boleros: “No se tú” “La incondicional”, entre otras, con pulseritas luminosas estrellando todo el estadio.
Párrafo aparte para las imponentes pantallas. Una al fondo del escenario, otra sobre y dos al costado con múltiples cámaras -además de dos a los lados de la escena hacía adentro donde el cantante se veía a modo de espejo- y un dron, por muchos momentos invasivo en la escena, registraron cada detalle para quienes no tenían la mejor visión. La pantalla central hizo también de telón de fondo en varias de las canciones, con bellas imágenes con temática astronómica y boscosa.
Luis Miguel demostró una vez más la naturalidad y el rigor con el que canta, además de la flexibilidad de poder pasearse cómodo por varios géneros. Puede ser romántico, divertido, nostálgico y tradicional. Si está entregado, no le gana nadie.
Y eso se percibió también en la banda, que lejos de visitas anteriores donde sonaba impecable pero el aire se cortaba con tijera, acá todos disfrutaron. Qué más lindo es estar con musicazos en el escenario haciendo lo que a uno le gusta.
A Luis Miguel la madurez le sienta bien, el disfrutar de lo que sucede en el escenario y permitir el disfrute de los músicos que lo acompañan es fundamental y contagia. Su generosidad en escena permitió el lucimiento individual de sus instrumentistas en varios momentos: saxo, percusión, bajo y piano, por nombrar solo algunos, tuvieron altos espacios de expresión mientras él acompañaba los cortes y cambios de tiempo con sus clásicos bailes, sus brazos extendidos y su rodilla al pecho. El final llegó, para cerrar el círculo con otro poderoso set de baile: “Ahora te puedes marchar”, “La chica del bikini azul”, Isabel”, “Cuando calienta el sol”.
A Luismi está vez, además de su profesionalismo como intérprete, se lo vio jugando, divertido y logró que lo del Campo Argentino de Polo fuera una fiesta. Arriba y abajo del escenario.